Nos dejó Concha Carretero

Posted by andres on Jue, 01/09/2014 - 01:00 in

En estos tristes momentos no encuentro fuerzas para poder remontarme a aquel 14 de abril de 1931 e imaginar a una jovencísima Concha que celebraba emocionada, junto a su hermano Pepe, la llegada de la República en el barrio de Cuatro Caminos. Tampoco puedo recuperar ahora sus andanzas, junto a aquel primer novio, en la MAOC allá por 1934; ni de su militancia en la Juventud Comunista, ni siquiera su magnífica labor en la Juventud Socialista Unificada madrileña durante la guerra, en la organización de pioneros. Ni de aquellos contactos que tuvo con la guerrilla urbana madrileña, ya en época de la dictadura, ni de su paso por la cárcel de Ventas en dos ocasiones, con Casado y con Franco. Y menos, las reuniones, clandestinas por supuesto, en su casa del barrio de San Blas durante los ya tan lejanos años sesenta y setenta. A esa Concha, amiga de Joaquina López y de Julia Conesa, dos de las Trece Rosas, no la llegué a conocer; entre su nacimiento y el mío hay más de cuatro largas décadas de historia reciente de España, la de la más oscura y terrible vivida en nuestro país.

Quisiera que la recordemos como la incombustible rosa roja en su militancia por recuperar la historia de los demócratas españoles, en la memoria no recuperada aún de los momentos más trágicos y represivos vividos en España. La conocí en el año dos mil cuando preparábamos la publicación de Madrid clandestino y Carlos Fernández, el autor, quiso entrevistarla para el libro. Y así empezó un sutil trabajo de recuperación de la historia que nos posibilitaba además, explicar y reconocer el trabajo de las mujeres en la clandestinidad, en ese primer momento, y también su papel durante la etapa republicana, la guerra y la dictadura y la lucha por la democracia.

13 Rosas, las jóvenes asesinadas en las tapias del cementerio del Este en 1939: con esa horrible historia anduvo más de seis años denunciando la brutalidad del régimen franquista contra sus contrarios políticos, mujeres incluidas. La caravana “de las Rosas” de Concha llegó a los viejos muros de la fortaleza habanera, a la reunión de las españolas emigradas a Frankfurt, a los presos y las presas de la cárcel de Orense, a las universidades, a los ateneos, a los ayuntamientos, a las casas de cultura de más de media España.

No nos perdonaría dejar de mencionar a sus compañeras de lucha cuyos nombres hemos de enlazar en su vida: Juana Doña, Manolita del Arco, Josefina Amalia Villa, Matilde Landa, Teo Gallardo, Maruja Borrel, Rosario Sánchez, “dinamitera”, Merche Gómez, Julia Vellisca, Carmen Cuesta, Carmen Cerviño, Isabel Alvarado, María Vergara, Carmen Machado... y quería escribir sobre las menores que compartieron con ella prisión, pero las fuerzas le fallaron definitivamente. Pero sacó entusiasmo, no obstante, para dictar el adiós a su fiel amiga Nieves Torres, otra menor represaliada de la cárcel de Ventas, fallecida días antes.

Ya no contamos con Concha Carretero para esta labor. Desde su ejemplo, sabemos que la historia democrática de nuestro país no comenzó en 1978, sino en 1931; su testimonio directo, su memoria viva ha quedado, afortunadamente, grabada en documentos de imagen y en libros. Una generosidad inabarcable la suya. Puso su voz, su cara y su coraje a tantas y tantos represalidados anónimos que en España continúa habiendo.

Ya no habrá más 4 de agosto para mí, el día en que nos pasabas las notas para tu intervención en las tapias del cementerio del día después, el día de las 13 Rosas y los 43 muchachos de la JSU fusilados aquella madrugada del 39.

Dejas un enorme vacío. Pero ahora descansa, amiga Concha.

Javier Ruiz